Osteoporosis
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La osteoporosis consiste en una disminución progresiva de la masa esquelética con un deterioro de la arquitectura ósea, lo que comporta un aumento de la fragilidad y un riesgo elevado de que se produzcan fracturas espontáneas o causadas por traumas incluso de mínima importancia. Las zonas más sujetas a fracturas son las vértebras, el húmero, el antebrazo y el fémur. 

La aparición de una fractura por osteoporosis determina un mayor riesgo de sufrir otras fracturas a causa del denominado «efecto dominó», con consecuencias altamente invalidantes. 

Existen algunas condiciones que han sido reconocidas como factores agravantes del riesgo de osteoporosis: vida sedentaria, tabaco, delgadez excesiva, uso prolongado de corticoides, predisposición hereditaria a las fracturas por osteoporosis, enfermedades de malabsorción (celiaquía), trastornos precedentes del comportamiento alimentario (anorexia) y patologías tiroideas.

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Prevención primaria

La osteoporosis es una condición silenciosa que permanece asintomática mucho antes de que se manifiesten sus consecuencias. Es conveniente recordar que durante toda la vida los huesos están sujetos a una continua «remodelación» basada en actividades de «construcción» y «destrucción» de los huesos, que de este modo se renuevan constantemente. Sin embargo, el equilibrio entre las actividades de construcción y destrucción del tejido óseo cambia con la edad: durante el crecimiento prevalece la construcción de hueso nuevo, mientras que a una edad más avanzada sucede lo contrario. Son los 20-30 primeros años de vida los que condicionan la «calidad» de nuestro esqueleto, por lo que la verdadera prevención de la osteoporosis debería empezar en la primera juventud. 
Cuanto más elevado es el «pico» de la masa ósea alcanzado al terminar la fase de desarrollo, menor será el riesgo de osteoporosis durante la posmenopausia. Por lo tanto, para favorecer el desarrollo y preservar al máximo la estructura y la funcionalidad esquelética, es fundamental adoptar costumbres de vida correctas desde la infancia, empezando por la alimentación, que debe prever una adecuada aportación de calcio y, si es necesario, de vitamina D, particularmente necesaria en algunas fases de la vida como la lactancia y la menopausia.

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Prevención secundaria y diagnóstico
Hoy en día existen pruebas instrumentales de alta precisión y no invasivas que permiten detectar el proceso de desmineralización ósea a partir de la fase inicial. Un diagnóstico precoz de osteoporosis permite adoptar las medidas necesarias para impedir que se produzcan fracturas por fragilidad.
Las pruebas específicas para diagnosticar la osteoporosis son:

  • DXA (Densitometría ósea), que mide la masa ósea mineralizada a nivel vertebral y femoral.
  • Análisis de laboratorio de sangre y de orina que, en presencia de osteoporosis evidenciada mediante DXA, permiten documentar las posibles alteraciones del proceso de remodelación ósea.
  • Morfometría, para detectar la presencia de fracturas vertebrales mediante la lectura de las imágenes radiográficas de la columna dorso-lumbar.

El test FRAX
Hoy existe un importante instrumento adicional, útil para identificar a los sujetos que presentan un alto riesgo de sufrir fracturas. Se trata de un simple y rápido cuestionario denominado FRAX® (Fracture Risk Assessment Tool), disponible también online, que ha sido aprobado por la Organización Mundial de la Salud.

El riesgo de fractura resultante del test es un riesgo absoluto calculado con relación a determinados parámetros que se ponen en común como edad, peso, estatura, fumador, antecedentes de fractura de cadera, artritis reumatoide, entre otros.

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Estilos de vida
Además de la leche y sus derivados, son particularmente ricos en este mineral las legumbres, las hortalizas de hoja y algunos tipos de pescado, como las sardinas y las anchoas, y en algunas semillas como el sésamo. A título de ejemplo, la tabla muestra algunos alimentos con alto y bajo contenido en calcio. En los casos en los que por una condición de sobrepeso es necesario prestar atención a la carga calórica asociada al consumo de quesos y productos lácteos, es oportuno recurrir al uso de complementos alimenticios y de aguas ricas en calcio.

CONTENIDO EN CALCIO DE ALGUNOS ALIMENTOS
(MG DE CALCIO POR 100 GRAMOS DE ALIMENTO)
Queso de vaca curado semi-graso 1165 mg 
Queso gruyer 1123 mg
Queso fontina 870 mg
Queso fresco de vaca 567 mg
Mozzarella 210 mg
Requesón de vaca 295 mg
Leche de vaca 120 mg
Rúcula 309 mg
Achicoria verde 115 mg
Endibia 93 mg
Grelos 97 mg
Garbanzos crudos 142 mg
Alubias crudas 135 mg
Guisantes frescos crudos 45 mg
Lechuga, zanahoria, coliflor 45 mg
Huevo entero  201 mg
Anchoas frescas 148 mg
Pulpos y calamares 144 mg
Dentón, rodaballo, caballa, atún 38 mg
Atún en aceite escurrido 7 mg
Jamón cocido 5 mg
Carne bovina, de pollo 5 mg
Muesli 110 mg
Pan integral 25 mg
Pan de harina tipo 00 14 mg
Patatas hervidas 10 mg

La vitamina D es una sustancia fundamental para el crecimiento de la estructura esquelética y para el mantenimiento de una adecuada mineralización de los huesos, dado que favorece la absorción intestinal del calcio y controla los mecanismos de reabsorción ósea. Desgraciadamente, aunque nuestro organismo la produce a nivel cutáneo a través de la exposición a la luz solar, ha sido demostrado que incluso en países soleados como España, la producción de vitamina D es siempre escasa. En realidad, son pocas las fuentes alimentarias de esta vitamina, que está presente en algunos tipos de pescado (p. ej. caballa, sardina, anchoa, salmón y atún) , en la Alfalfa, las semillas de girasol, el germen de trigo y el huevo. Por este motivo, a menudo es útil consumir suplementos de vitamina D. En materia de prevención, es sumamente importante abstenerse de fumar y desarrollar una actividad física, dado que el movimiento estimula la formación de nuevo tejido óseo.
La actividad física debe ser siempre proporcional a las propias posibilidades físicas y debe efectuarse de modo regular no solo como una medida preventiva, sino también cuando ya se ha instaurado el proceso osteoporótico, incluso si se ha producido una fractura por fragilidad.
¿Cuánto calcio se necesita?
La Sociedad Italiana de Nutrición Humana (SINU) aconseja ingerir cantidades de calcio diferentes en función de la edad, del sexo y de algunas condiciones fisiológicas particulares (como menopausia, embarazo, etc.).
En la tabla siguiente se indican detalladamente los niveles de ingesta diaria de calcio (dosis en mg) aconsejados por la SINU.

Edad Mujeres Hombres
1-6 800
7-10 1000
11-17 1200
18-29 1000
30-49 800
50-60 1200-1500 800
60+ 1200-1500 1000
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Agua y calcio. No es verdad que el calcio presente en el agua…

… no es absorbido por nuestro organismo. Estudios recientes demuestran lo contrario. La capacidad del intestino humano de absorber el calcio presente en el agua (a menudo en una cantidad suficiente) se considera incluso parecida a la de absorber el calcio presente en la leche.
… favorece la formación de cálculos renales. Las personas predispuestas a formar cálculos renales deben beber abundantemente y repetidamente a lo largo del día, sin temer que el calcio contenido en el agua pueda favorecer la formación de cálculos: es más, está demostrado que las aguas minerales ricas en calcio pueden constituir un factor protector en este sentido.
De «Bebe cada día agua en abundancia». Regla 5. INRAN

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Terapia

La terapia farmacológica está indicada para la prevención secundaria de la osteoporosis, es decir, en pacientes que ya han sufrido una fractura o en sujetos que, a pesar de no haber sufrido ninguna fractura, se consideran a alto riesgo a causa de una predisposición familiar, menopausia precoz (antes de los 45 años) y condiciones de reducida masa ósea.
La terapia farmacológica debe asociarse con la ingesta necesaria de calcio y vitamina D, recurriendo a una integración adecuada de la dieta si las costumbres alimentarias y la exposición al sol no son suficientes.
Los fármacos disponibles son:

  • Bisfosfonatos (alendronato, ibandronato, risedronato), que inhiben los procesos de resorción ósea. 
  • Raloxifeno, que pertenece a la categoría de los moduladores selectivos de los receptores de los estrógenos.
  • Ranelato de estroncio, que interfiere con los mecanismos de destrucción del hueso, estimulando la formación de tejido nuevo.
  • Ácido zoledrónico 5 mg, que forma parte del grupo de los bisfosfonatos y se suministra en una dosis única anual bajo prescripción de los centros hospitalarios o de especialistas.
  • Denosumab, anticuerpo monoclonal humano que se suministra dos veces al año en casos particulares bajo prescripción clínica.
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